La alimentación consciente es aquella que se hace desde el respeto hacia la huerta y las personas que la trabajan y que nos permiten nutrirnos para sentirnos plenas desde dentro.
La que nos lleva a identificar nuestras necesidades exactas de ingesta diaria, la que nos pone de frente con nuestros miedos, ansiedades, malestares etc que son los que nos llevan a consumir productos innecesarios.
La que provoca efectos beneficiosos más allá de nosotras mismas, como el consumo coherente, la riqueza en nuestro entorno, el respeto hacia los ritmos vitales, la observación de lo que pasa a nuestro alrededor, el aumento de la salud y muchos más pequeños gestos que hacen que nuestra huella sea más sostenible y acorde con lo que pertenecemos.
Por la necesidad de aplicar en nuestro día a día y en cada gesto de consumo o acción, la conciencia en el producto y sus vías de comercio, la forma adecuada de cocinar y comerlo crea una experiencia completa de Alimentación real.
Escuchándonos y escuchando a la tierra de una manera sensata conectamos con lo que el presente nos trae.